Yo, bien ¿y usted, madre?, parece fatigada. Siéntese
ahí en la mecedora del porche y descanse. No salga al patio, no vaya a
resfriarse. Ya termino, creía que esto iba a ser más fácil, pero es que la
tierra está helada. Una mañana muy fría, y esta maldita niebla, ¿cuántos días
llevamos sin ver el sol?, ¿es que esta maldita niebla no se va a ir nunca? Este
va a ser un lugar de lo más agradable, verá qué bonito cuando florezca el almendro.
Tengo que dejar escrito que quiero que me entierren justo aquí, a la sombra de
este árbol, qué sorpresa se van a llevar. Bueno, creo que ya es suficiente. He
terminado. Pero no, no se levante madre, espere que yo llegue y la ayude. Venga,
arriba. Debería perder unos kilos, madre, pesa demasiado y no es bueno a estas edades.
Un poquito más, un poquito más, ya casi estamos. Mire, parece que por allí asoma
el sol, es una pena que no pueda verlo. Esta maldita niebla, madre.