viernes, 29 de abril de 2011

ESCALOFRÍO

JUAN PEDRO RODRÍGUEZ MURILLO



            Me aburres con tanta monserga, dijo el cadáver descendiendo del ataúd y llevando su helada mano bífida al hombro del párroco.

            Manuel, cierra la puerta, parece que hay corriente, susurró el cura al sacristán mientras el difunto emprendía el largo viaje, no sin antes detenerse a robar las últimas monedas del cepillo y, poder así, pagar al barquero.